domingo, 13 de febrero de 2011

Jimmy quiere engordar

El olor a sangre le recordaba a un plato de lentejas. No tenía cuerpo de nada. Todo espíritu, vapor de persona hambrienta que aspira a normalidad. Con unas galletas se habría conformado. Solían tranquilizarle las galletas porque eran redondas y cotidianas. Sin esquinas que le incomodasen. Y es que cuando uno no tiene cuerpo, o por lo menos no lo siente, necesita pensamientos sólidos que le aten la ingravidez a alguna parte. Trata de pesar. Eso pensaba Jimmy. Trata de engordar. Al menos, comía con el pensamiento.
Poco a poco, Jimmy se fue notando. Empezó con frío y dolor en el cuello. Respiró después.
Lloró y no será la única vez que lo haga.