jueves, 12 de abril de 2012

La gente se mataba por trabajar

La gente se mataba por trabajar. O eso parecía. A Jimmy le pareció que esa chica se estaba comiendo un helado, pero resulta que estaba opositando, así se lo hizo saber a una amiga que le había preguntado “¿qué haces?”. “Pues, de momento, opositar”, respondió con la boca medio congelada.
La otra dijo estar en el paro, cuando Jimmy veía que estaba ahí mismo, delante de él.
“De casa al trabajo y del trabajo a casa” se comentaba en un grupo de enfermeras uniformadas mientras fumaban en la terraza de una cafetería.
Jimmy cruzaba una explanada donde estaban montando una carpa de circo. Una oscura pátina apagaba los colores de la gran lona. “La cosa no está para reírse”, comentaban dos payasos. “Ni para tirar cohetes” añadió el pirotécnico. “Estoy en la cuerda floja”, lamentó el trapecista. Fue entonces cuando el contorsionista sintió que todo se torcía.
“¿Y tú qué quieres ser de mayor?” preguntaba la adivina a un niño. “Señora, ¿está de broma, no?”, respondió el pequeño.
Jimmy se percató entonces de que había varias dimensiones acústicas. En una de ellas cantaban los pájaros. Se sentó al sol. “Soy estudiante”, dijo Jimmy a su compañero de banco. “Joven, no tiene que darme explicaciones, estoy jubilado”.