jueves, 12 de abril de 2012

La gente se mataba por trabajar

La gente se mataba por trabajar. O eso parecía. A Jimmy le pareció que esa chica se estaba comiendo un helado, pero resulta que estaba opositando, así se lo hizo saber a una amiga que le había preguntado “¿qué haces?”. “Pues, de momento, opositar”, respondió con la boca medio congelada.
La otra dijo estar en el paro, cuando Jimmy veía que estaba ahí mismo, delante de él.
“De casa al trabajo y del trabajo a casa” se comentaba en un grupo de enfermeras uniformadas mientras fumaban en la terraza de una cafetería.
Jimmy cruzaba una explanada donde estaban montando una carpa de circo. Una oscura pátina apagaba los colores de la gran lona. “La cosa no está para reírse”, comentaban dos payasos. “Ni para tirar cohetes” añadió el pirotécnico. “Estoy en la cuerda floja”, lamentó el trapecista. Fue entonces cuando el contorsionista sintió que todo se torcía.
“¿Y tú qué quieres ser de mayor?” preguntaba la adivina a un niño. “Señora, ¿está de broma, no?”, respondió el pequeño.
Jimmy se percató entonces de que había varias dimensiones acústicas. En una de ellas cantaban los pájaros. Se sentó al sol. “Soy estudiante”, dijo Jimmy a su compañero de banco. “Joven, no tiene que darme explicaciones, estoy jubilado”.

2 comentarios:

  1. Yo tuve la "fortuna" de tener la profesión de opositor, allí conoces a lo más variopinto del universo, 100 plazas y yo tenía el l4.542 es un número mágico que no puedo olvidar. Apruebas el primer examen y a los 15 días otra vez a Madrid, perdido como Paco Martinez Soria y como por arte de magia acabas en el salón de examen. Yo seguia teniendo el 14.542 y esta vez ya no sirvió de nada, de madrugada a Zaragoza a dormir en la estación y esperar el amanecer para coger el autobús y volver a casa. Exámenes mil a veces coincidíamos algunos otras más solo que la una te veias delante de una máquina de escribir intentando tranquilizar los dedos que exigian movimiento. Después de mucho tiempo el examen peor que he hecho en mi larga carrera opositora y vá y apruebo y me convierto en una pieza de la sociedad consumista que no comunista porque la banca no tiene alma y no cabe pensar en la persona.

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  2. Perdona pero no he firmado.
    Angel Tremps

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