viernes, 23 de marzo de 2012

Jimmy suspende un examen


Había suspendido un examen. Jimmy estaba hundido. Había guerras, hambre, personas que tenían que caminar kilómetros para conseguir un poco de agua. Pero aún con todo, Jimmy no podía digerir el suspenso.
A su alrededor, sus compañeros de clase reían. Parecían felices los que habían sacado las mejores notas y también los que no. Jimmy no envidió a los primeros. Sin embargo sintió una gran admiración por los que habían rozado el cero y sonreían. Ellos sí eran capaces de dar al suspenso la importancia que se merecía. Parecían conscientes del lugar que ocupaba su cero en el universo, en la evolución humana.
Centró su atención en una raya de sol que se había colado por la ventana e iluminaba su cuatro rodeado en el papel. Pensó entonces que ese era un buen número. Y no era fácil obtenerlo.
Ese número de aspecto amable había comenzado a absorber las lágrimas de Jimmy, pero no pudo con todas y reventó expandiendo tinta roja. Aunque el número entero desapareciera Jimmy había sacado un cuatro. Pensó en la tristeza que podía sentir el cuatro bajo su mirada. Era injusto que ese número cargase con su rabia. Intentó mirarlo con amabilidad, pero no le salía.
Pronto comprendería que si quería aprobar debía limitarse a poner en el examen lo mismo que la profesora les había explicado en clase. Lo mismo que ya ponía en los libros.
Aprobaría, pero para Jimmy, sus notas no tendrían ningún mérito. Pensó que las usaría de manera estadística para controlar el nivel de su memoria.

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