Había un gorrión en el suelo. Parecía igual de listo que
gordo. Además, cuanto más se acercaba Jimmy, más gordo parecía el gorrión. Se
sintió perseguido y dio unos pequeños saltos. Jimmy se acercó más despacio,
como si fuera un gato con intención de cazar. El último movimiento de Jimmy fue
rápido y lo cazó. Le daba cosa apretar, así que mantuvo holgado el nido en el
que se habían convertido sus manos. El gorrión ladeó la cabeza hacia arriba y
miró a Jimmy. Después contuvo la respiración y en milésimas de segundo se
adelgazó y salió volando. Jimmy miró su nido vacío sin atreverse a deshacerlo.
De hecho, lo mantuvo mientras escuchaba lo que le decía un
viejo tras él. Parecen gordos, pero no lo son, le dijo. Son muy listos. ¿Sabes
a qué se dedicaba el gorrión justo antes de que tú lo cogieras? A qué, preguntó
Jimmy. El viejo señaló la tierra a sus pies con su bastón. Lo ha hecho todo con
el pico, le dijo.
Jimmy miró donde señalaba el viejo. En la tierra ponía “ja,
ja, ja”, con sus respectivas comas.
Bueno vale acepto gorrión como animal de compañia para el finde. Lo traslado.
ResponderEliminarAngel